Desde ASCIVA estamos aprovechando el verano para revisar parte de la nueva infraestructura ciclista de la ciudad, para poder criticar y aconsejar al Ayuntamiento de Valladolid en aquellos asuntos que nos parecen relevantes de la misma.
Por eso, estamos realizando una serie de posts en este blog donde vamos a abordar diferentes tramos nuevos, y el que nos ocupa hoy es la ampliación del carril bici de Arcas Reales, en el Polígono de Argales, Valladolid.
Solicitado en los Presupuestos Participativos de 2021 se limita la propuesta original hasta el Pinar sólo hasta la parte que da acceso al Camino de los Tramposos. A fecha de finalización de la obra podemos afirmar que siendo fieles al nombre del camino al que el Ayuntamiento quería llegar, no ha llegado, han hecho trampas.
El carril bici inaugurado en este verano de 2024 (más de tres años después de su solicitud) se limita a conectar con el tramo rojo que se ve desconectado en la imagen superior, de aproximadamente 500 metros. Lo más seguro es que este nuevo recorte del proyecto se deba al agotamiento del presupuesto, aunque hay financiación europea. El agotamiento del presupuesto, a su vez, no es extraño dado el reciente incremento de precio de la obra pública y que lo que era inicialmente un proyecto de carril bici se haya convertido en un proyecto de urbanización de toda la calle, con soterramiento de vías telefónicas y eléctricas.
Era obvio que en esta situación debía de haberse aumentado el presupuesto para llegar a conectar con Renault y el acceso al Camino de los Tramposos, que parece a todas luces la conexión ciclista que se va a buscar con la localidad de Laguna de Duero, de más de 20.000 habitantes. Habitantes, por cierto, que llevan ya años luchando por una conexión ciclista con Valladolid que desde ASCIVA hemos reivindicado, apoyado y presentado nuestras propuestas para la misma.
Con todo, parece que el Ayuntamiento de Valladolid y en concreto el SEPI ha decidido soslayar nuevamente la lógica de la conectividad de la vía ciclista referida.
El tramo segregado acaba abruptamente en la calle Canal Duero, tal que:
Así, el carril bici se acaba a unos 250 metros del Camino de los Tramposos y la FASA, con los que no acaba de conectar. Pero lo cierto es que este no es tampoco el único problema.
Para variar, ejem ejem, el ancho del proyecto tampoco cumple con ninguna recomendación de los técnicos en infraestructura ciclista, estando por debajo de los 2,5 metros. Incluso se reduce hasta unos 220 centímetros si excluimos el resguardo y las marcas viales (como recomienda hacer la Guía de recomendaciones para el diseño de infraestructura ciclista del MITMA). Pero esto es el Ayuntamiento de Valladolid… ¡hay más sorpresas! Para acabar reduciendo aún más el ancho útil del carril bici se ha decidido introducir una rigola de drenaje (la banda de cemento blanca anexa a la calzada) en el lado oeste tal que:
Esta chapuza muestra el desinterés de los técnicos del Ayuntamiento de Valladolid en ejecutar una infraestructura ciclista en condiciones mínimas de calidad y seguridad, pues se reduce el ancho útil por debajo de los 190 centímetros y hay un nuevo obstáculo longitudinal. Quizá el ancho debiera haberse sacado de los algo sobredimensionados tres metros de acera que acompañan al carril bici, aunque estos debieran haberse dedicado, más probablemente, a ensanchar la acera opuesta, que varía entre los 1,3 y 1,4 metros, sin llegar nunca a cumplir con el mínimo legal de 1,8 metros, cuyo cumplimiento por motivos de accesibilidad parece ser ajeno al Ayuntamiento.
Volviendo a la cuestión de la rigola. En el tramo heredado del proyecto, que se ha mostrado antes en la imagen del fin del carril bici sin conectar, esta rigola no existe. Es decir, se ha ido a peor en diseño. Sin embargo, sí hay tapas de alcantarilla para el drenaje, lo que supone otro error. La solución óptima para el drenaje es una que no varía la regularidad superficial de la vía ciclista, desplazando el drenaje a la acera tal que:
En este caso concreto de Isabel la Católica, además, se eliminaría la rigola. Este problema de la rigola en la vía ciclista debería de ser obvio ya para cualquier técnico o persona que conozca el estado de la infraestructura de Valladolid, pues unos cuantos de cientos de metros antes la solución adoptada para la vía ciclista fue la misma, y el resultado es:
Si bien el problema es de mantenimiento (su ausencia, en concreto, tan grave que uno de los dos carriles está completamente inutilizado), era claro que había que haber evitado este diseño para evitar este mantenimiento innecesario. Sin embargo, no se ha hecho así. Por desconocimiento u omisión, se ha cometido una torpeza.
Los problemas, sin embargo, no se acaban ahí. Se emplean ángulos afilados en el nuevo bordillo anexo a la vía ciclista y hay una falta de mantenimiento y limpieza del último tramo ya existente donde la pinaza de los pinos adyacentes (que han crecido hasta romper con su alcorque y desplazar los bordillos de granito hacia el interior del carril bici, creando peligrosos picos) tapa las alcantarillas y parte del carril
oeste.
Además, no se ha decidido arreglar el importante y peligroso bache del tramo existente del lado oeste, que se ve en la imagen de arriba. Por último, solamente un par de cuestiones espinosas más antes de sacar a relucir algún acierto y cerrar el artículo.
Dado que el proyecto se ha situado en el lado oeste, que era el original por el que discurre el carril bici de la Calle del Arca Real hasta que cambia de lado, el tramo que resulta obliga a cambiar de lado para volver a cambiar de nuevo en apenas 100 metros, introduciendo así tres ridículos ciclos semafóricos. Por eso, estúpidamente, es más eficiente si se viene desde el lado urbano no cruzar al otro lado y simplemente tener un ciclo semafórico en el acceso a la raqueta, evitando la irracionalidad.
En este caso, el proyecto se ha situado en el lado correcto oeste y la irracionalidad viene de antes, pero se ha agravado. Y cruzar semáforos y pasos de peatones en Valladolid ya se sabe lo que es para el ciclista: ¡un dolor de huevos! A pesar de que el paso de peatones se ha reformado con un tramo exclusivo se ha seguido optando por la innovación vallisoletana de no enrasar bien los rebajes de bordillo:
Nuevamente, para el Ayuntamiento de Valladolid, como hemos tratado con anterioridad (por ejemplo: GRANDES DESAFÍOS de la TÉCNICA: El REBAJE de BORDILLOS) da igual que la ley explicite que es obligatorio enrasar a la perfección el paso de peatones, el Ayuntamiento prefiere que todo aquel usuario de este nuevo tramo ciclista lo recuerde todo el día, y la noche…
Por último, como acierto: situar el carril bici a la altura de la calzada. Situarlo a la altura de acera es un vicio que parece difícil de eliminar para los técnicos del Ayuntamiento, al igual que los rebajes mal ejecutados o los anchos insuficientes para las vías ciclistas (casualmente, no las de coches), pero ya se sabe lo que dice el dicho:
Old habits, die hard.