El Ayuntamiento propuso hace unos meses un nuevo trazado para el carril bici de Isabel la Católica dentro de su nueva y escandalosa política de “dar más espacio al coche”. En una época de seria crisis energética y climática, el Ayuntamiento de Valladolid decide empezar a revertir algunos de los elementos que ayudarían a atenuar estas crisis, como eran los carriles bus de la VA-10 o el carril bici de Avenida de Gijón. Desde ASCIVA no podemos más que condenar esta nueva política de movilidad (o, más bien, anti-movilidad) por sus nefastas consecuencias para los ciudadanos de Valladolid. Entre estas consecuencias se cuentan el empeoramiento de la calidad del aire, una menor ciclabilidad de la ciudad y una peor calidad del transporte público. Asimismo, para los peatones se genera un espacio más peligroso y ruidoso, que desincentiva la movilidad peatonal, la mayoritaria de la ciudad. Es decir, todo un mazazo a la movilidad sostenible de la ciudad y a la salud de los vallisoletanos.
Es en este contexto que a los actuales responsables políticos del Ayuntamiento de Valladolid les surge la necesidad de teñir de verde su negra política de movilidad. Y como parte de este teñir de verde, greenwashing, se plantea el trazado alternativo del carril bici existente de Isabel la Católica.
En primer lugar, la propuesta del Ayuntamiento en el Parque de las Moreras es mucho más sinuosa y larga que el recorrido actual por Isabel la Católica. Esto es evidente viendo solamente los dos recorridos en un plano:
El trazado actual se encuentra a lo largo de la banda naranja en la imagen, y el propuesto en la banda roja. Como es obvio, la propuesta del Ayuntamiento implica recorrer más distancias y atravesar, además, más pendientes.
Dado que hay varios desniveles en la propuesta respecto al actual trazado, se introducen muchas más pendientes a salvar por parte de los usuarios del nuevo carril bici.
Además, y esto es uno de los puntos más importantes que nos hacen rechazar la propuesta y tildarla de greenwashing el carril bici se desconecta de todas las calles laterales.
Así, por ejemplo, ya no es posible acceder desde él y a él a y desde las calles Plaza de San Nicolás, San Quirce, Encarnación, Plaza del Poniente o Pedro Niño.
Es decir, se convierte el carril bici de Isabel la Católica, uno de los más usados de la ciudad para la movilidad cotidiana, en carril bici que sólo es útil para ocio y no para desplazarse por la ciudad. Por esto, el proyecto es un gigantesco ejercicio de greenwashing que solo sirve para ocultar la realidad: se está eliminando el carril bici más usado de toda la ciudad.
Lo cierto es, sin embargo, que los problemas no acaban ahí.
Hay muchos otros problemas que introduce la ubicación y el trazado que se han elegido para el carril bici, como vamos a ver.
Nuevos conflictos con los peatones
Dado que el nuevo carril bici se proyecta sobre una zona peatonal, el trazado se hace a costa de los peatones y no de los vehículos privados, como recomienda la Guía de Recomendaciones para el Diseño de Infraestructura Ciclista del MITMA. Y esto introduce numerosos nuevos conflictos que en la actualidad no existen. Vamos a ver algunas imágenes tomadas por la Asamblea Ciclista para entender el trazado planteado:
Las marcas en amarillo y negro introducidas en el suelo explican el diseño planteado por el Ayuntamiento, del borde vallado hasta las marcas discontinuas se corresponde con lado derecho del carril bici, el lado izquierdo ocupa hasta la banda continua. El espacio contenido entre las dos bandas continuas representa un espacio donde se van a situar ahora las farolas.
Como se imagina el lector, este trazado significa que a la salida del bar, actualmente cerrado, hay un carril bici. Además, la fuente que se ve en la imagen se eliminará de su sitio. Lo propio sucederá con los kioscos y con el mercadillo. El mismo conflicto con los peatones se repite en todos los tramos de escaleras:
Se pone una mochila para referencia del ancho de la vía ciclista, de apenas 2.3 metros. Junto con la banda de farola, de unos 90 cm (40 cm de distancia a farola más la farola), el proyecto propuesto roba al espacio peatonal más de tres metros en la zona entre el Puente Mayor y el Puente de Poniente.
En este caso, las flechas indican la dirección de circulación dentro del carril bici bidireccional. Para evitar este feo punto de conflicto en la bajada de las escaleras, las cuales se reharán (a pesar de tener un par de años) junto con la rampa para acceder al skatepark.
Como se ve, son numerosos los puntos de conflicto con los peatones introducidos por este carril bici, desde la eliminación de espacio peatonal a varios cruces que antes no tenían que realizarse.
Nuevos problemas para los usuarios de vía ciclista
La vía ciclista que actualmente discurre por el Paseo de Isabel la Católica tiene un ancho que varía entre los 2.7 y los 3.5 metros libres (sin contar el resguardo al carril de circulación, de unos 60 cm). El contraste con el carril bici proyectado es evidente: son 2.3 metros enteros y 2.2 metros si se elimina el bordillo. Es decir, es un ancho mucho menor y claramente insuficiente, según las recomendaciones de la Guía de Recomendaciones para el Diseño de Infraestructura Ciclista del MITMA, p.43:
El propio Anexo de Movilidad de la Memoria Vinculante del PGOU-2020 es claro al respecto:
Entre 2.5 y 3 metros. El Ayuntamiento de Valladolid sigue ignorando hasta sus propias recomendaciones, en un ejercicio de clara soberbia.
Igualmente, se ignoran los criterios de radios de giros recomendados:
Esto es, además, inevitable bajo el proyecto actual, dados los giros de 90º. Es una restricción insalvable del proyecto dado su erróneo trazado.
Debido a todas estas cuestiones: peor para peatones, peor para ciclistas, VMP y otros, no podemos más que rechazar el actual proyecto como una clara regresión en infraestructura al eliminar el utilísimo carril bici de Isabel la Católica y sustituirlo por un ejercicio de greenwashing sin precedentes en la ciudad.
Más sobre la eliminación del carril bici
La actual eliminación del carril bici de Isabel la Católica es innecesaria y un golpe duro a la movilidad ciclista de la ciudad. Los argumentos esgrimidos a su favor, además, no son convincentes. Se argumenta desde las fuerzas políticas actualmente en el gobierno sobre los supuestos atascos producidos en este viario a fecha actual. Lo cierto es que estos, en la actualidad, tras la recuperación del carril de giro al Puente de Isabel la Católica, no existen.
Tanto es así, que el informe de julio de 2023, firmado por el propio Centro de Movilidad Urbana, dependiente de la concejalía de Tráfico (!) y Movilidad, comenta: “estructura tipo [tras el cambio en la estructura de semaforización] que, en situaciones normales de tráfico mantiene un nivel de servicio aceptable.”. Qué decir si el propio Centro de Movilidad reconoce que el nivel de servicio (flujo de tráfico) es aceptable. Es el empeño político del concejal, contra el criterio técnico de movilidad peatonal y ciclista, el que motiva este proyecto.
Para que se entienda más claramente: es el capricho de una persona el que motiva la destrucción del carril bici más usado de la ciudad y el malgasto en ello de más de un millón de euros. Como se entiende, un evidente malgasto de recursos públicos.
Ante esta situación la Asamblea Ciclista de Valladolid no podemos más que alzar la voz y denunciar la sinrazón que se ha apoderado de la política de movilidad del Ayuntamiento de Valladolid: millones de euros gastados en proyectos que nadie ha pedido ni quiere, como el comentado, o la creación de una “autopista” sobre el Puente de Poniente. En este caso, nuevamente, la justificación remite a la necesidad de mayor espacio para el vehículo privado. En ambos casos la motivación es ridícula dado que se amplía viario en una zona que tendrá restricciones de movilidad crecientes a la movilidad en coche (Zona de Bajas Emisiones). El absurdo es tan evidente, que no nos explayaremos más.
Salud y Pedal.